Ensayo-crónica

Entre el Metro CU y las orillas del mito: viaje a un pasado musical

(Con una entrevista a Shekoufeh Mohammadi)

 

Claudia A. Ramos Aguilar

Posgrado en Letras

Universidad Nacional Autónoma de México

 

Fue un miércoles de mayo cuando vi el cartel en el Instituto: “Mito, épica e identidad. El presente como metáfora del ayer. Participan: Omar Álvarez, Carmen Armijo, Silvana Rabinovich y la editora del libro, Shekoufeh Mohammadi. Presentación musical: Vladimir Bendixen y Mehdi Moshtagh”. Llegaba de comer, y en medio de la calma chicha que se respira de tres a cinco, pude escuchar la promesa que latía en esa presentación: un viaje a tiempos remotos, ahí donde “hubo una vez…”. Se hizo urgente un cambio de rutina: en vez de salir temprano para caminar con la luz del ocaso hasta el Metro CU y emprender durante dos horas mi recorrido de varias estaciones, decidí quedarme a escuchar sobre mitos, gestas y héroes; ¿habría mejor manera de pasar una tarde sin bullicio, sin apretujones, sin arrítmicas esperas? Si bien el riesgo de salir a oscuras en la Ciudad Universitaria ya es evidente, a veces es necesario romper el ritmo de lo cotidiano para encontrar las delicias del ocio. Traté de animar a mis colegas: "¡Vamos a escuchar las historias de los mundos antiguos! ¡Habrá música!" Todos tenían trabajo pendiente, “urgentísimo”… un negocio que atender.

Hacia las cinco y media me dirigí al Aula Magna, cámara en mano. Quería dejar constancia del viaje que había imaginado: Moshtagh comenzó a tocar música persa; apreté el botón para grabar y… ¡la cámara no tenía memoria! Mi celular yacía sin batería y la presentación no se grabaría en el canal institucional de YouTube. El universo parecía confabularse negativamente para mí susurrándome, sin embargo, la esencia propia del mito: para mostrarlo, hay que narrarlo. Viajaría, pues, sin posibilidad de dejar más constancia que el caprichoso recuerdo y el amable gesto de Bendixen, tuvo tiempo después, cuando aceptó grabar la música que interpretó en la presentación para que tú, dichoso lector, tengas la oportunidad de deleitarte con uno de los frutos más bellos del ocio: escuchar de historias antiguas con los ritmos propios de la vida cotidiana en aquellos tiempos.

Para iniciar este “viaje”, Shekoufeh Mohammadi nos explica brevemente su intención de traer el ayer al presente por medio de la música.

Te invitamos a reproducir los audios mientras vamos siguiendo el hilo conductor de este relato, con la intención de mostrar mejor los múltiples rostros de las estructuras míticas que Shekoufeh nos propone en esta serie de ensayos, con las que -se nos dice- el individuo ha construido su identidad e interpretado su presente. A lo largo de seis capítulos Mito, épica e identidad busca enfatizar la actualidad del mito y sus funciones; se trata de un trayecto que abarca un mosaico tan diverso como la literatura iraní, los textos homéricos, el cantar de gesta, la psicoterapia en la actualidad, el poder de la resistencia y, por último, el fin de los tiempos en la cultura hebrea.

De acuerdo con esta manera de abordarlo, el mito supone una dialéctica que el hombre ejerce con la divinidad. Cuando la civilización intenta cortar el yugo de la “sujeción” al pensamiento religioso, el individuo se desprende también de saberes y modos enraizados en su más profunda identidad; corre el riesgo de quedar huérfano en el horizonte de la auto representación dictada, en el vacío, por las ficciones contemporáneas encaminadas al consumo.

Florencia en época renacentista

Los textos presentan las variadas funciones de conservar y transmitir los relatos antiguos y su cruce con diferentes disciplinas; basta con pensar en la importancia que cobra el mito en espacios de reflexión como la antropología, el psicoanálisis, la historia de la argumentación o la filología. Por lo demás, los autores que aquí discurren fijan su atención en la literatura y privilegian la hermenéutica y la filología como métodos para analizar las características y posibilidades de los materiales míticos.

En este libro, el mito es una estructura viva en constante devenir y reformulación, a la manera de los argumentos que no han dejado de obsesionar a toda clase de artífices del pensamiento. Gracias a su naturaleza, los mitos transformados en leyendas épicas, tragedias, poemas épicos, van creando una tradición que inspira a pensadores y artistas para recrear ideas contemporáneas más complejas. El mito habla al hombre de todos los tiempos. En la configuración de las distintas tradiciones, los mitos cobran inmenso relieve como parte del compendio temático del que se nutrieron las diversas manifestaciones literarias, depositarias tanto del legado lingüístico de los pueblos como de sus materiales ideológicos; en otras palabras, su identidad, su memoria, su cultura.

El viaje llegó a su fin cuando Silvana Rabinovich, tras platicarnos de las particularidades temporales del hebreo bíblico, nos instaló en el túnel de un “tiempo mítico” gracias a la dificultad que en español tenemos para traducir la y hebrea “de inversión”, vav hahipúj.  Todo verbo conjugado en pasado, si está precedido por vav hahipúj, ha de comprenderse en futuro; del mismo modo, si el verbo que antecede a esta “y de inversión” está conjugado en futuro, comprende el tiempo pasado. El libro de la Creación está narrado en futuro y el Apocalipsis en pasado. La Biblia, nos dice Rabinovich, por prescripción se lee en voz alta y en compañía, tal como se atiende el mito; en ambos discursos, se crea una comunidad que escucha lo que fue futuro para entender el pasado y pronuncia el pasado para conocer lo que estará por venir.

Fue así como la Antigüedad me devolvió al oscuro camino que conduce al Metro CU; en el túnel de vav hahipúj emprendí el retorno colmada de pasado y de futuro gracias a las delicias del ocio que aquellos tiempos prodigaron: a pesar del bullicio, los apretujones y las arrítmicas esperas mi eterno presente se pobló de mitos, gestos, héroes y música.