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Luciano Barp Fontana, Fray Alonso de la Vera Cruz, Speculum coniugiorum, vol. 3, México, La Salle-Reims, 2013.
En esta tercera parte del Speculum, dice fray Alonso: “Terminando el tratado del matrimonio en sí y de sus impedimentos relativos a los no bautizados, nos falta tratar de cómo a veces el matrimonio se disuelve. Asimismo, trataremos de cómo hay que proceder para celebrar el divorcio. Para hablar de éste es necesario notar que se le considera de un modo según las leyes civiles y de otro, según las eclesiásticas. Según las civiles es la separación en cuanto al vínculo (Dig., De diuortijs, I. Diuortium), y, por ello, divorcio, diversidad de las mentes; los dos no son una sola para decidir permanecer juntos; según la Iglesia, el divorcio es la separación de los cónyuges, permaneciendo íntegro el vínculo del matrimonio…” En 20 artículos expone la realidad del divorcio; sin embargo, para que se cultive la indisolubilidad del matrimonio, definido como comunidad de amor destinada a crecer; las dificultades y las adversidades vividas conjuntamente por los esposos deben ser ocasión para un amor más sólido. El enfriamiento y la ruptura van gestándose cuando la relación se contamina de egoísmo y resentimiento. La ausencia de diálogo es lo peor que puede suceder a la pareja, pero, si vive la indisolubilidad de la unión conyugal, puede alcanzar su finalidad, es decir, la procreación de la prole, y la realización de su vida afectiva.